El cerebro adicto
Hayde Carmen Eduviges Flores Nava
Universidad Abierta y a Distancia de México UnADM
Curso propedéutico para el Aprendizaje Autogestivo en un Ambiente Virtual
Actividad 1. Lectura y elaboración de texto
20 de noviembre del 2015
El cerebro adicto
Introducción:
La
adicción se define como una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se
caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas, a pesar de sus
consecuencias nocivas. Se considera una enfermedad del cerebro porque las drogas
modifican este órgano: su estructura y funcionamiento se ven afectados. Estos
cambios en el cerebro pueden ser de larga duración, y pueden conducir a
comportamientos peligrosos que se observan en las personas que abusan del
consumo de drogas.
En general
las drogas alteran el funcionamiento del cerebro, como el entorno de la persona
que es adicta. Existen factores de riesgo, como pueden ser biológica (por
determinación genética) o ambiental (el entorno del individuo, familia,
pobreza, etc.). Los adolescentes son los que están en mayor riesgo ya que en
esa etapa de su vida el cerebro esta desarrollo y pueden sufrir daños
irreversibles. Lo que es grave es con que facilidad adquieren las sustancias
que los dañan.
Se
consideraba que un drogadicto no tenia fuerza de voluntad. Se le criticaba y
tachaba por la sociedad. Pero en la ultima década del siglo pasado se ha ido
transformando esa idea al ya considerarse a un adicto como un enfermo.
En entrevista con ¿Cómo ves? la doctora María Elena Medina Mora
Icaza, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría "Ramón de la Fuente
Muñiz" (INPRF), narra lo que propició este cambio de visión. La
investigadora mexicana-estadounidense Nora Volkow, quien estudió medicina en la
UNAM y es hoy directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de
Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), observó en imágenes cerebrales
la influencia de las drogas sobre diversas zonas del cerebro y encontró la
causa física de la dependencia de sustancias como la cocaína y los opioides.
"Esto nos llevó a entender por qué los pacientes, aunque quisieran, no
podían dejar las sustancias por sí solos, sino que realmente necesitaban
tratamiento", señala la doctora Medina Mora, agregando que éste fue un
indicio importante de que las adicciones tenían todas las características de
una enfermedad. La adicción se considera hoy una enfermedad del cerebro porque
las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento de ese
órgano.
Desarrollo:
Cuando se abusa de las
drogas se alteran algunas zonas del cerebro como el tallo cerebral, que
controla el ritmo cardiaco, la respiración y el sueño; la corteza cerebral, que
procesa la información sensorial y nos permite pensar, planear, resolver problemas
y tomar decisiones, y el sistema límbico, donde se aloja el llamado circuito de
recompensa del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas
necesarias para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener
sexo.
Al ingresar en el cerebro
las drogas obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el proceso
normal de intercambio de información neuronal. Recordemos que las células
nerviosas se comunican por medio de sustancias químicas llamadas
neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas. Una neurona libera el
neurotransmisor, que cruza un espacio interneuronal, conocido como sinapsis, y
se adhiere a un receptor (una proteína) en otra neurona. Neurotransmisor y
receptor embonan como una llave en una cerradura.
La estructura química de
drogas como la mariguana y la heroína es tan similar a la de un neurotransmisor
natural, que los receptores las aceptan como si fueran el neurotransmisor.
Otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, hacen que se produzca una cantidad
excesiva de neurotransmisores naturales o evitan que el organismo recicle el
exceso de estas sustancias. En consecuencia, el mensaje interneuronal se
intensifica, impidiendo una comunicación adecuada.
La mayoría de las drogas
interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que
desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. "El cerebro
está condicionado a repetir conductas que permiten la supervivencia y las
drogas actúan produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en las
situaciones naturales de recompensa", explica la doctora Medina Mora.
"El cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas
naturales, pues se acostumbra rápidamente a las dosis masivas" de dopamina
que se producen al consumir una droga, y lo hace reduciendo su producción
natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal de
este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con
dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente
placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. "Cuando el
cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene
que usar más y más droga para obtener el mismo efecto", añade Rubén Baler.
Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a
esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con
síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de
sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.

La dependencia física
según María Elena Medina Mora hay sustancias que por sí mismas son muy
adictivas; por ejemplo, la heroína. Desde que se usa por primera vez provoca
una modificación estructural del cerebro. Otras sustancias adictivas como el
alcohol, el tabaco y la benzodiazepina (medicamento psicotrópico que actúa
sobre el sistema nervioso central) producen dependencia muy rápido en las
personas propensas.
Para que se desarrolle
una adicción importa igual lo adictiva que sea la droga, su disponibilidad y lo
aceptable que la considere la sociedad. La directora del INPRF señala que el
riesgo se puede medir en un laboratorio con modelos animales. Por ejemplo, una
rata de laboratorio es capaz de preferir la cocaína al alimento hasta la
muerte, pero esto no sucede con la nicotina. Sin embargo, entre los humanos hay
tres veces más adictos a la nicotina que a la cocaína y esto tiene que ver con
que la nicotina es más fácil de adquirir y su consumo es más aceptado por la
sociedad. En el caso del alcohol, otra droga de fácil acceso y con amplia
aceptación social, entre el 10 y el 15% de las personas que beben desarrollan
la dependencia. Uno de sus principales síntomas es el aumento de la tolerancia;
es decir, se necesita beber más para experimentar los efectos deseados. La
tolerancia se desarrolla muy rápido.
La primera vez que
bebemos el efecto es fuerte. Luego crece la tolerancia y aunque mucha gente
controla su uso, ese control se pierde en los adictos.
Al dejar de utilizar una droga, los consumidores de
sustancias psicoactivas pueden experimentar abstinencia, pero además, ante la
ausencia de droga en el cuerpo, el consumidor podría experimentar dolor físico
y un intenso deseo, ambos indicadores de dependencia física a la sustancia específica. En otras
palabras, esta dependencia es la necesidad fisiológica de una droga, marcada
por desagradables síntomas de abstinencia al interrumpir el consumo.
Por otro lado, también es posible desarrollar dependencia
psicológica, esto pasa muy a menudo con los medicamentos
prescritos para la depresión y la ansiedad. Aunque probablemente no se produzca
una adicción física, las drogas se convierten en una parte importante de la
vida de la persona, una forma de aliviar sentimientos negativos.En ambas clases
de dependencia, el objetivo del consumidor será conseguir y utilizar la droga.
Grave factor de riesgo es
adolescencia y repercusiones irreversibles.
Los
factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras.
Mientras más son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la
probabilidad de que el niño abuse de las drogas. Algunos de los factores de
riesgo pueden ser más poderosos que otros durante ciertas etapas del
desarrollo, como la presión de los compañeros durante los años de la
adolescencia; al igual que algunos factores de protección, como un fuerte
vínculo entre padres e hijos, pueden tener un impacto mayor en reducir los
riesgos durante los primeros años de la niñez. Una meta importante de la
prevención es cambiar el balance entre los factores de riesgo y los de
protección de manera que los factores de protección excedan a los de riesgo.
También
hay que señalar que hay adicciones sin sustancias que pueden afectar el cerebro
como se menciona en el documento Un
descubrimiento, realizado por investigadores del Scripps Research Institute de
California en estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos
cerebrales que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión
de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad. En ambos casos el exceso
puede provocar una descompensación en el circuito de recompensa; en los
comedores compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. Esta
similitud hace pensar que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas
humanas (por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener
relación con desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Así,
aunque en principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la
adicción.
Conclusion:
A consideración la mejor
conclusión es la prevención. La mejor manera es con el ejemplo en casa. Se dice
que los grandes profesionistas o los drogadictos se crean en la familia, el
tener un buen ejemplo y el estar al pendiente de los hijos disminuyen el riesgo
en caer en una adicción. Se tiene que trabajar en que no se les debe vender ni
alcohol ni cigarros sueltos a los menores de edad y no ver como gracioso que el
niño de cinco años agarra la botella del alcohol como el papá y hasta hace los
mismos ademanes al tomarle la botella. Otros de los grandes problemas son la
pobreza extrema.
Cuando
las escuelas y las comunidades implementan de manera adecuada los programas de
prevención del consumo de sustancias basadas en la investigación, el consumo de
alcohol, tabaco y drogas ilegales se reduce. Estos programas ayudan a maestros,
padres y profesionales de la salud a que los jóvenes vean los riesgos del
consumo de sustancias. Tambien tienen que ver los factores sociales y
culturales afectan las tendencias del consumo de drogas, cuando los jóvenes
perciben el consumo de drogas como perjudicial, reducen el nivel de consumo.
Fuentes:
http://www.saludesencial.org/blog/como-afecta-la-mariguana-el-cerebro-de-adolescentes/
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto
Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial
Médica Panamericana:Madrid
Reflexión
Respondiendo
a la pregunta
¿Por
qué he elegido este tema?
Lo
elegí por que quiero aprender todo sobre este tema ya que tengo una hija que
esta iniciando su adolescencia y quiero saber como educarla al respecto y
hacerlo muy bien ya que es la edad en la que la están propensos ya como dice el
documento se guían por sus emociones no por su juicio. Además de que contamos
en la familia con un fumador y eso nos convierte en fumadores pasivos y tenemos
que ayudarle a que cada vez fume menos por su bien y el de todos.
Y
elegí este documento por que fue el que se me hizo más interesante y me llamo
la atención al momento que leí los títulos y no lo pensé dos vez.
Respondiendo
la siguiente pregunta.
¿De
dónde partiste para empezar a escribir?
Del
tema en general que es la adicción y las consecuencias que tiene el cerebro que
pueden ser tan perjudiciales. Y de que existe riesgo al tener una adicción y no
necesariamente son a sustancias. Hay factores biológicos y ambientales.
